Juro
que no te quiero, aunque me hicieras olvidar a quienes debieron de tomar la
cicuta mucho antes que Sócrates. Juro que no te quiero por caminar con
doncellas que pasean su glamour con aires de grandeza y me nombraron la
princesa destronada del cuento, porque doblaste el número de espinas que luce
mi corona, porque me has hecho temer la perdida de lo que nunca tuve, porque
haces que a solas mis ojos se tomen mal todas las noticias

Pasé
noches buscando la saliva que pudiera borrar tatuajes de esos que están hechos
sin tintas chinas, de esos bordados a mano de recuerdos. Tu pasaste horas
haciéndome probar la ginebra de tus labios, llenándome de caramelos los
bolsillos hartos de sostener tantas maldiciones. Enloquecí con cada recorrido
de tu diseño por mi espalda y rocé la esquizofrenia mientras el pesimismo
lograba alcanzar mis pies. Ahora escupo tu nombre en cada rincón y planeo la
manera de explicarte que no doy clases de cómo eyacular con amor
Yo lo
sabía, yo sabia que caería al vacío y aun así me lancé sin cuerdas, sin
paracaídas, sin brújula…. Y en una noche de luna nueva tenias que ser
precisamente tu la única luciérnaga existente después del naufragio. Tú, que
con una simple letra del corto abecedario eres capaz de acelerarlo todo y hacer
que me avergüence de mis estúpidas alegrías, despiertas lo que creía que vivía
en inviernos desde mi primer suspiro. Tú te abrazaste a mis caderas y yo
me declare fanática de los jadeos a media noche.
No quiero
que la ninfómana esperanza me folle de nuevo, ni que me obligue a arrodillarme
y jurar que no te quiero… porque nunca podré jurar que no te quiero.
Ahora,
con mis rodillas en el suelo y la cabeza bien alta, reconozco que he soñado
llevarte a mi cama sin cloroformo, sin mentiras, sin esposas, sin ropa…Por tu
propio pie. Y besarte, besarte sin parar. Creo que así podría morir. Hasta que
se me seque la boca, con tu aliento acariciando mi piel, sin que me dejes decir
palabra. Palabras que, a veces, hacen vulgar lo que suele ser
extraordinario.
Y como
quizá nunca cumpliré mi último deseo, algún día te enseñare el mapa de todas
las estrellas fugaces que malgasté pidiendo un beso más.
(*Cursiva :
inspirado en una frase del filósofo Nietzsche. “ La palabra despersonaliza
haciendo vulgar lo que suele ser extraordinario)
''y rocé la esquizofrenia mientras el pesimismo lograba alcanzar mis pies''. Buenísimo. Todo.
ResponderEliminarMuchas gracias cariño¡ =))
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