miércoles, 11 de julio de 2012


Tus pecados capitales

No pretendo adentrar a nadie en la moral cristiana  pero…

Pecaste de lujuria, por querer poseerme a mí y andar entre otras piernas, recorriendo otra espalda, embistiendo otro somier y desnudando otro colchón
Pecaste de gula visitando hoteles, no recuerdo bien de cuantas estrellas, seguro que pensiones de mala muerte, pero visitaste muchos. Hambre de otra saliva que acababa dejándote indiferente a diferencia de la mía. Lugares en los que no pudiste comprar amor, igual que no lograste alquilar mi alegría.
Pecaste de avaricia que derivó en una deslealtad desconsiderada y su consiguiente colección de floreros escondidos. Ataste mis manos y acabaste con el estomago vacío, como tu.
Pecaste de pereza olvidando la razón por la que siempre te había encantado calentar mi pasión. Podrás inflarte a follar pero tardaras en volver a saber lo que es hacer el amor.
Pecaste de ira, y lo sigues haciendo. Has amado la venganza más que a mi en mucho tiempo.
Creyendo que yo había pecado de lujuria alguna vez, pecaste de envidia. Mataste otros abrazos, otros brazos…Provocaste mi propio homicidio
Y por tu adorable soberbia te has quedado solo contigo. Y pecando yo también del pecado original te recuerdo que nos veremos en el purgatorio, no sin antes decirte que aunque pidas perdón no obtendrás absolución.
No pretendo adentrar a nadie en la moral cristiana pero…

No hay comentarios:

Publicar un comentario